Sumergirse en un mar de olores y caricias que te evadan del mundo, sin tener nada ni nadie en cuenta, imaginar ser pájaro, volar y volar por el mundo, ver París, Berlín, Amsterdam...Sentir todas las texturas, comprobar que cualquier cosa puede ser tu propio aliciente por el que despertar, un precioso día o el olor de los croasanes franceses, el de la hierba recién cortada, ver la sonriasa de un niño al jugar o hacer el bien para todas las personas.
Una buena música, una fragancia y a disfrutar de un viaje a través de los sentidos.
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